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Foto del escritorAcaula

¿Y si cambio de carrera?

No hay estadísticas confiables en Argentina sobre el cambio de carrera universitaria, dado que muchas veces viene acompañado de un cambio de universidad, pero las estimaciones muestran que el porcentaje es alto, algunos estiman entre el 10 y el 20%, y que lo mismo ocurre en otros países de América Latina.


La duda que genera en los chicos y en la familia es muy grande y se cruzan sentimientos encontrados, particularmente la angustia por el “tiempo perdido” y por el miedo de que la nueva opción no sea mejor a la primera.

Todo este proceso es muy natural y hay que pensar la enorme responsabilidad que le cabe a un chico de alrededor de 18 años en tomar su “primera gran decisión de vida”, una que determinará su futuro por quizás 40 o más años… Van aquí unas reflexiones que ayudan a transitar el proceso.

Lo primero es que hay que quitarse de encima la idea de que se ha perdido tiempo. Si, como dijimos, esto va a marcar el futuro durante un lapso de varias décadas, haber empleado 1 o 2 años en una carrera que no es la más adecuada, no debería preocupar mucho. Es bastante más importante elegir bien, que la velocidad con que uno lo haga. Por otra parte, debe entenderse el proceso de la “carrera equivocada” como parte de la elección, como un aprendizaje de las cosas que a uno le gusta y las que no, para lo cual la escuela secundaria no había preparado lo suficiente.

En segundo lugar, para una buena elección es mejor mirar lo que hacen los profesionales de la carrera en cuestión, que los estudiantes de ella. En efecto, ayuda pensar a la carrera universitaria como el “entrenamiento” y que el “partido” es el trabajo. Lo que uno quiere saber es qué partido quiere jugar, siendo de segunda importancia cómo me tengo que entrenar para hacerlo.

Otro aspecto a tener en cuenta y que facilita la segunda elección respecto de la primera es que probablemente el estudiante ya haya notado que, lamentablemente, la lista de materias de una carrera no es buena indicación de su trabajo, quizás sólo mirando las avanzadas se logra una idea pero sigue siendo parcial. Siguiendo con la idea del entrenamiento, si uno piensa en los deportistas, probablemente encuentre que a una gran parte no le gusta hacer abdominales y que no se ve una relación directa con el deporte elegido, pero entiende que es una condición necesaria para luego jugar buenos partidos.

Finalmente, debe tenerse en cuenta que la carrera universitaria no es en la actualidad un determinante tan fuerte del futuro laboral. La carrera da una orientación, una formación de base y el mensaje a los empleadores de que un candidato ha sido capaz de esforzarse por un objetivo por un lapso prolongado de tiempo; las habilidades necesarias para una tarea muy probablemente se aprendan en la empresa. Siempre queda por delante el proceso que debería ser más importante que es el de la formación continua, ya sea mediante cursos o posgrados, que sirven para orientar la carrera laboral y adaptarse a nuevos saberes o tecnologías que el mercado demanda.

A modo de resumen, no hay que tenerle miedo al cambio, ni mucho menos pensar en términos de tiempo perdido, hay que analizar bien, eso sí, el trabajo de los profesionales de la carrera y pensar que uno se está entrenando para tareas que ni siquiera existan en la actualidad.

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